Hoy reviví, el aroma de tu carne;
mi sed invadiendo tus humedades
mis ímpetus en tus profundidades
y tu, anhelante, invitando a quedarme.
Reviví, tus respiros jadeantes
nuestros cuerpos nudos anudándose
nuestras fieras almas desnudándose,
nuestros poros, de fragor, humeantes.
Hoy reviví, tu encanto seductor
Tu entrega incondicional, sin sosiego
dejándonos conducir como ciegos
a incalmos deseos como instructor.
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14 de agosto de 2008
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