Que dulce y deliciosa es la gongapa
que en cuestas donde los caminos trepan
está muy encepada dentro la mata
seduciendo amores que me olvidan.
Entre cactus, ichus y rima rimas
que desde cerca radiantes nos miran
su néctar divino eleva a las cimas
al sacro regazo donde me dejan.
Su néctar sembró sueños en mi mente
como suaves licores del olvido
Yo ebrio de fantasías, como ausente
comí sus frutos de amor prohibido.
Olvido, me haz llevado muy lejano
a soñarla en mis nubes cada día
teniéndola al corazón muy cercano
amando sus caricias todavía.
Pero esos néctares, frutos sagrados
en vano intentaran lograr, la olvide
la devuelven muy hermosa en esos pagos
que me recuerdan y de ella me envuelven.
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