Al volver por mis huellas
te encuentro en nuestro arroyo:
idéntica, sin mellas,
tus yemas en verdoyo,
tus labios de grosellas.
Los peces en su danza
aun vuelven a mirarnos,
Esa ave en alabanza
vuelve alegre a cantarnos,
Volvemos a besarnos.
Voy por tus pardos ojos,
por los surcos de tu alma
a pallar los rastrojos:
hay una espiga que ama
que vence a los abrojos.
Voy detrás de mis pasos
a nadar en tu fuente,
visitar tu parnaso,
perderme en tu corriente,
hundirme en tus abrazos.
Al volver por mis huellas
te hallo allá en las estrellas
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