Baila el granizo en la cordillera,
despeñando su inmensa alegría
diáfanas fuentes por las laderas
esculpiendo dulces sinfonías,
regando vidas de las praderas.
Lagunas azules de la puna
espejos de mi mundo y del cielo,
de patos y huachwuas cálida cuna,
manjar y alegría del anzuelo,
bañadero electo de la luna.
Al orlo de acequias y dos ríos
A la umbra fresca de los alisos
florecen mis legados bravíos
arrecían ideas, compromisos
cambiar el sino de los bohíos.
En cada hierba silvestre del campo
En cada capullo de los prados
En las montañas y los barrancos
Están mis amores indomados
Están recuerdos que adoro tanto.
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